Análisis de Destiny La Profunda Oscuridad para PS4 y Xbox One

Tras las muchas críticas recibidas en septiembre pasado cuando los jugadores se pusieron a disfrutar de Destiny y descubrieron que apenas tenía contenido (para lo que debería haber sido un desarrollo que presume de ser un MMO cuya esencia está en pegar tiros), muchos jugadores decidieron mirar hacia las expansiones y poner sus esperanzas en un cambio de rumbo de Bungie.

¿Y ha llegado ese golpe de timón? Pues no. La verdad es que como muchos ya se imaginaban, al final esas carencias no se han resuelto vía expansión y La Profunda Oscuridad es un pequeño 'add-on' que debería tener el calificativo de DLC. Y ojo, que encima que no podríamos considerarlo un 'expansion set' cuesta él solito casi 20€.

De primeras hay que decir que La Profunda Oscuridad incorpora a Destiny algunos mapas inéditos, escenarios bien diseñados y que sirven de excusa para aniquilar a una nueva amenaza que ha surgido en el sistema solar. Una colmena maligna que, como es lógico, tendremos que limpiar de arriba abajo.

A partir de ahí empiezan a llegar misiones de otros tipos, que intentan cambiar la tediosa dinámica de Destiny donde lo único que al final tenía relevancia era disparar, disparar y disparar. Si al menos hubiera tenido el juego un 'core' RPG de verdad, a lo mejor hubiera contado con algo más de complejidad, pero en la práctica eran pocas las variantes en los enfrentamientos contra los caídos: mismos soldados, mismos jefes, mismos bosses'.'

Todo eso se ha heredado en la expansión, que tiene, al margen de otros problemas, uno que es especialmente grave y que afecta a al corazón principal del juego: que el contenido para niveles altos no es suficiente como para retener durante mucho tiempo a los incondicionales del juego, que volarán a otros nidos a las primeras de cambio.

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