Xbox One, la primera consola -con permiso de Wii U, que vive en su limbo- que se decidió a estrenar la generación en Europa,
cumple hoy mismo un año.
En GuiltyBit, para que os hagáis una idea de la relevancia de la
máquina, hemos publicado más de 2 000 artículos de actualidad, 108
reportajes y 23 análisis, nada mal para un artefacto de nuevo cuño.
Durante este periodo hemos visto muchas caras de la máquina, y aunque
más o menos ya sabéis lo que ha ido pasando, nunca está de más echar la
vista atrás, tirar un poco de hemeroteca y ver en qué se ha convertido
el proyecto inicial de los de Redmond.
Xbox One, la primera consola -con permiso de Wii U, que vive en su limbo- que se decidió a estrenar la generación en Europa, cumple un año.
Durante este periodo hemos visto muchas caras de la máquina, y aunque
más o menos ya sabéis lo que ha ido pasando, nunca está de más echar la
vista atrás, tirar un poco de hemeroteca y ver en qué se ha convertido
el proyecto inicial de los de Redmond.
Xbox ¿qué?
Al principio la llamábamos
Durango,
Xbox 720 e incluso
Xbox Now,
pero finalmente, el 21 de mayo de 2013 supimos que se llamaría Xbox
One, y que pegaba un golpe bien fuerte encima de la mesa,
reivindicándose como una máquina novedosa, que rompía con lo establecido
por PS3 y 360 y se inventaba un sistema de
contenidos digitales y conexión continua que, según la empresa estadounidense, lo iba a petar muy locamente, y que terminarían de explicar en el
E3 2013.
Sin embargo, la competencia y la prensa se encargaron de recalcar,
por encima de las virtudes de la máquina, el “siempre conectado”, el
DRM, el fin de la segunda mano o el Kinect que nunca descansaba. El gran
público, y las principales cadenas de distribución de videojuegos no
iban a comulgar con esa idea, tan novedosa como mal explicada y
polémica, y pronto la poderosa Xbox One se convirtió en un gigante con
pies de barro.
Le llovieron críticas desde todos los sectores,
hasta que el 19 de junio de 2013, unos días después de su conferencia
del E3, y viendo que se les podía escapar todo aquello por lo que habían
luchado la Xbox original y 360, Microsoft dio marcha atrás
a la mayor parte de las características que habían anunciado, y One se
quedó en una máquina potente, pero que perdía parte de la esencia que
diferenciaría de las consolas que la antecedían. Nunca sabremos si lo
que proponía Xbox con One era beneficioso o no, pero el caso es que con
ese anuncio, las masas se calmaron, y la consola volvió al ring para
pegarse con PS4 -que fue mucho mas conservadora que su rival- de tú a
tú.
A partir de aquí comenzó un bonito camino, el del marketing y la manufactura de la máquina. Que si Amazon
se había quedado sin unidades, que si mira esta imagen de como la
primera remesa parte hacia las tiendas…precioso todo. Y en esto nos
plantamos en el 22 de noviembre de 2013, fecha de lanzamiento mundial de
la consola. El día 21 a las 22:00 Game y la ya extinta Gamestop abrían
sus puertas y comenzaban a distribuir las primeras unidades, Xbox One había nacido, pero su andadura por el tortuoso mundo del videojuego no había hecho más que empezar.
Apenas una semana después de su lanzamiento, ya se empezaba a
especular con su rendimiento, y sobre todo, con la resolución de sus
juegos y la tasa de cuadros por segundo. Crytek aseguraba que la máquina
podría dar mucho más de sí haciendo no sé qué apaño, y los rumores
sobre la potencia extra de la máquina se convertían en tema de debate
durante un buen tiempo. Poco después nos enteramos de que desenchufando
Kinect, la máquina podría conseguir un plus de rendimiento,
que podría servir para mejorar el desarrollo de ciertos títulos. A
partir de ahí, la popularidad del encumbrado periférico cayó en picado,
hasta tal punto que unos días antes del E3, Microsoft soltó la bomba.
La compañía se desentendía simbólicamente de Kinect, ofreciendo la oportunidad de adquirir su máquina sin la cámara sensor de movimiento.
De esta manera no solo se podría aprovechar esa potencia extra sin
remordimientos, sino que los usuarios tenían la posibilidad de adquirir
la máquina 100 euros más barata, poniéndose a la altura de PS4,
intratable en ventas durante estos primeros compases de la nueva
generación. El movimiento surtió efecto, y parece que las ventas de la
máquina, gracias a una agresiva política de marketing, a base de
descuentos, bundles y regalos, van remontando poco a poco, hasta el
punto de haber distribuido diez millones de máquinas, y recibir los
halagos de third parties, como EA, que asevera que Xbox One está mejor que nunca, y que sus ventas van viento en popa.
Y los juegos exclusivos, ¿merecen la pena?
Pues culpables, todo depende de vuestras preferencias, gustos y
manías. Creo que el catálogo de juegos exclusivos de One, aunque algo
escaso -al igual que el de PS4-, ha hecho bastante felices a los usarios
de la máquina, si bien hemos pasado por incomprensibles periodos de
sequía.
Con la salida de One pudimos disfrutar de algunos exclusivos bastante
interesantes como por ejemplo Forza Motorsport 5, Killer Instinct, Dead
Rising 3 o Ryse: Son of Rome, quizás este último uno de los mejores
ejemplos del potencial gráfico que se podría alcanzar en esta
generación. Luego vino el primer periodo de sequía, que amenizamos con
el decepcionante Kinect Sports Rivals, aunque poco después pudimos
echarle el guante al más que correcto Titanfall, un shooter que hizo que
más de una saga clásica -y no quiero mirar a nadie- replanteara sus
mecánicas de juego.
A partir de ahí pasamos por un segundo periodo de sequía de
exclusivos, hasta que hemos llegado a estos últimos dos meses. Forza
Horizon 2, Project Spark, Sunset Overdrive, D4 y el grandioso Halo: The
Master Chief Collection han llegado para revitalizar el periodo navideño
de la máquina.
Si hablamos de futuro inmediato, poco material tenemos a la vista, y
la verdad es que bastante poco original, aunque no por ello menos
deseado; Fable Legends, Halo 5: Guardians, Quantum Break o el nuevo
Gears of War están en el horizonte. Además, se rumorea que se está
preparando una nueva franquicia, que estaría alejada de los combates
entre maaashotes a los que nos tiene acostumbrados Microsoft. A
continuación os voy a poner una lista con las puntuacciones que se han
llevado algunos de estos juegos en GuiltyBit, para que os hagáis una
idea de la calidad, o falta de esta en algunos caso, que han destilado.
Ryse: Son of Rome – 78/100
Forza Motorsport 5 – 85/100
Dead Rising 3 - 77/100
Kinect Sports Rivals – 71/100
Titanfall – 85/100
Project Spark – 89/100
Sunset Overdrive – 87/100
Forza Horizon 2 – 94/100
Halo: The Master Chief Collection – 90/100
Expectativas de futuro
Como diría aquel, Xbox One puede ser lo que Microsoft quiera que sea.
De hecho ya ha pasado de ser un aparato cuasi digital, a ser un centro
multimedia para tu salón, y de ahí se ha vuelto a reconvertir en una
consola que se centra en los juegos. A pesar de que ni PS4 ni One
parecen estar a la altura de los actuales PC, y los “expertos” no hacen
más que repetir que esta será una generación corta, creo que aún no
hemos visto nada de lo que pueden dar de sí las maquinas de la ya actual
generación. Un año está bien para que la consola se sitúe, se centre y
comience a rendir como debe, por lo que creo firmemente que es en este
segundo año donde Xbox One se juega, y debe demostrar al público que no
solo es capaz de aguantar el tirón de la hasta ahora intratable PS4,
sino que tiene armas para sobrepasarla. Recordad que, por encima de
gustos personales, el que ambas máquinas estén igualadas nos beneficia
básicamente a nosotros, los jugadores.
Una vez más, felicidades por este año de vida a Xbox One, Microsoft y
sobre todo, a todo el equipo que trata con la redacción de esta casa a
diario.